No se nace capitán... es mas bien un aprendizaje. Y para ser capitán hay que "querer serlo". El capitán marca el camino, nunca se borra cuando el momento es complicado y transmite convicción.
En general capta rápidamente los mensajes (del grupo, del entrenador, del árbitro...) y tiene una buena "lectura" del partido.
Su honestidad lo hace ser respetado
por sus compañeros de equipo y por los adversarios.
El capitán siempre se interesa por
las personas que componen el grupo.
Habla cara a cara, responde con claridad y con argumentos convincentes. Cuando se equivoca, reconsidera su postura.
Necesita tener una perspectiva de largo plazo, sus actitudes tienen como norte la lealtad al grupo y el comportamiento ejemplar. Para ser un buen capitán hace falta ser firme y paciente... casi nada!
No hay comentarios:
Publicar un comentario